¡las cazuelas se están quemando! Es lo primero que se escucha.
Pero en realidad solo están muy calientes y no tenemos con que tomarlas… Y alguien tiene que comer.
La conducta de nuestros comensales después de esta contingencia no será igual que antes. Sé que no hace falta imaginárselo mucho, ya que lo vivimos en carne propia toda la comunidad e industrias en general, donde tristemente vemos como se cierran cortinas y se ajustan más los cinturones. Ciertamente la incertidumbre en el gremio restaurantero hoy en día parece desesperanzador, aún y cuando somos indispensables para la comunidad.
Pero ¿No nos hemos dado cuenta que somos privilegiados, en poder seguir operando de alguna u otra manera? Parece que no, nos seguimos quejando.
Basta de dar lástima, de achicopalarse, de bajar los brazos; Creo firmemente todo lo contrario de lo que aparenta la situación a futuro en nuestra industria alimenticia. La cadena de valor se está fortaleciendo en las marcas y negocios abiertos con esta crisis sanitaria. Se nos está presentando la oportunidad de ver otras plataformas de ventas, de escuchar profundamente a los clientes, de atender en tiempo y forma nuestros protocolos de servicio, de ser eficientes con nuestras operaciones y como cereza del pastel el de darnos tiempo de llegar a casa temprano y convivir con la Familia, cosa de la cual no estamos acostumbrados por nuestra vocación de servicio y horarios de negocio.
No estamos llegando tarde a la cita con esta crisis, más vale llegar que no llegar nunca. El mantener operando nuestras unidades da señales de fortaleza, solidaridad y compromiso, es más me atrevo a decir que hasta de disrupción e innovación. Algunos sabemos que parar y volver a comenzar no es nada fácil, hay una sobre oferta de servicios de comida donde se han subido cualquier cantidad de cocinas de casa y calle, que van por su penetración de mercado. La experiencia adquirida con el tiempo en el mismo ramo, nos permite ver las cosas distinto y lo tomamos como zancadillas (Con martillazo en la cabeza incluida) de las cuales sabemos que volveremos a la jugada tarde que temprano.
Esta cuarentena obligada nos deja ver más clara el agua donde pescamos, nos enseña otros señuelos y métodos de pesca que no sabíamos usar, pero sobre todo nos enseña que una Golona (Pescado más grande en una tarde de pesca) se puede sacar tanto en la orilla como arriba de una lancha.
Recuerda que nadie dijo que era fácil o que al primer lance vas a pescar, este negocio es de paciencia. Así es que depende de cada compañero si se queda en casa o sale a pescar.
¡Y me despido, porque las cacerolas no se mueven solas y como les comenté, alguien tiene que comer!
Carlos Balderas
Director General Shan Ghai Restaurant